Este primer viernes de invierno nos trae el cálido testimonio de Adriana, mamá de Lucía, artista de la sede Olivos.

El día del nacimiento de Lucía se convirtió en un nuevo comienzo, con momentos inesperados vinculados a su salud ya que tuvieron que intervenirla quirúrgicamente del corazón a los 2 meses y con 3 kilos. Una recuperación rápida nos llevó de la mano a su primer centro de estimulación temprana llamado “Crecer” donde aprendimos como familia todos los recursos necesarios para verla crecer y ser feliz.
Su hermano Tomás fue su fiel protector y compañero inseparable hasta hoy…
Desde el centro de estimulación y, teniendo en cuenta los test realizados a Lu, propusieron el comienzo de la escolaridad en jardín de infantes donde a los 18 meses ya corría por los patios con sus amiguitos.
Terminó el jardín en escuela común donde realizó el primario y secundario completos y viajó a Bariloche, a su ansiado viaje de egresados. Hoy se perfila a tener una vida independiente.
Siempre fue una bailarina eximia y disfruta de los espacios de teatro y canto.
Realizó la carrera de Organización de eventos en la UNSAM (Universidad Nacional de San Martín) y talleres de computación para el empleo, en la Fundación Discar, como también de lectura creativa.
Actualmente, se perfecciona como actriz en el espacio de Las Ilusiones, participa de galas de canto y hace modelaje e incursiona en el mundo de la publicidad.
En casa realiza las tareas cotidianas de cocinar, limpiar, preparar las listas de faltantes de alimentos y hace las compras para practicar el uso del dinero.
La discapacidad nunca fue un obstáculo sino la oportunidad de demostrar que, considerando sus tiempos, podía llegar a la meta que ella misma se estableció en su vida, que es la de ser feliz junto a todos aquellos que la amamos.

Gracias familia por compartir tan hermoso mensaje.