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Discapacidad intelectual, arte y tecnología: un nuevo desafío en cuarentena

Por Juan Ignacio Acosta

La pandemia instaló transformaciones sociales. Los casi 50 días de aislamiento y cuarentena se han vuelto dificultosos para muchas personas. La ansiedad, incertidumbre, miedo y angustia que conlleva este proceso se volvió algo cotidiano. Existe la tendencia a creer que las personas con discapacidad intelectual comprenden menos la realidad que aquellas que no la tienen, que no pueden entender el concepto (la idea abstracta) de lo que es un virus; pero es incorrecto. El aislamiento y el encierro son situaciones concretas, y tangibles.

Las personas con discapacidad intelectual también atraviesan preocupaciones, frustraciones, inquietudes y experimentan un sinfín de emociones que se vuelven necesarias encauzar positivamente. La realidad no les es ajena.

Es cierto que en algunos casos los niños, jóvenes e inclusive adultos con discapacidad intelectual (personas con Síndrome de Down, retrasos madurativos o mentales, entre otros) pueden carecer de la iniciativa, autonomía o habilidad para generar relaciones sociales fuera de los espacios habituales. Los grupos de pares son presenciales y hoy eso no es posible, por lo tanto fortalecer grupos de interés, amistades o afinidades puede ser una tarea difícil. 

A esto se le suma una problemática: Los colegios, centros terapéuticos y profesionales de la salud se han encargado de “llenarlos” de tareas, y los núcleos familiares, que asisten a esas personas se ven sobrepasados. Entonces, lo que antes era una actividad más que sumaba a las del resto del día, actualmente se transformó en una preocupación por estar al día con la demanda de las distintas instituciones.

Todas estas situaciones pueden exacerbar diversos sentimientos, es por ello que las personas con discapacidad intelectual necesitan espacios de ocio y recreación. El arte es una posibilidad para encauzar positivamente sus emociones. Como dice Alejandro Dolina, “el arte y el amor son las pocas posibilidades de encuentro que el universo presenta”. Por lo tanto, una buena alternativa para ellos es participar de actividades artísticas que logran vincularlos con otros fomentando la integración y exploración del mundo interno. El arte habilita el camino hacia nuestro interior, es un modo de encontrarse con la “voz silenciada” y permite darle forma verbal, gestual o corporal a aquello que no es tan fácil de comunicar. 

Si bien la tecnología no suple la experiencia del encuentro presencial, es una herramienta válida para paliar esta falta. En este sentido, la Compañía de arte inclusivo Las Ilusiones ofrece clases artísticas gratuitas a distancia – se pueden ver en Youtube – para personas con discapacidad intelectual, con el fin de ayudarlas a sublimar esas sensaciones y emociones expresándolas artísticamente de una manera lúdica y guiada. 

La tecnología brinda una herramienta muy importante de comunicación y es imprescindible incluir a este colectivo social dentro de estas formas de encuentro.

Podes acceder a las clases gratuitas en este link

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