En el marco de nuestros encuentros, el 22 de abril tuvimos la posibilidad de conversar e intercambiar ideas con la Licenciada Maia Cecilia Bonsembiante. En esta oportunidad, reflexionamos sobre cómo promover la autonomía en tiempos de pandemia.
A continuación les compartimos algunas ideas centrales de la charla para poder seguir pensando juntos en cómo ayudar a que nuestros hijos sean más libres y más felices.
Concepto de autonomía
Cuestionar el ideal de “arreglárselas solo”, de no necesitar de un otro y su ayuda, porque todas las personas, con o sin discapacidad necesitamos tener una red de contención, de un grupo, familia o personas más o menos cercanas. Somos seres que vivimos en comunidad, por lo tanto, debemos pensar la autonomía como el poder registrar lo que se necesita y usar esa red de manera funcional (saber a quién recurrir en cada caso). Recuperar la idea de “solos pero acompañados”. Y es bueno que parte de esos otros que acompañan puedan ser iguales, porque es una manera de aprender a cuidarse entre todos.
Antes trabajábamos la autonomía buscando que puedan viajar solos, juntarse con amigos, ir a estudiar. Hoy, con el contexto de la pandemia, la tenemos que trabajar fomentando las actividades domésticas: cocinar, ordenar la ropa, ocuparse de la higiene personal, reconocer qué cuidados necesitan en el día a día, etc.
Cambios que contribuyen a la autonomía
Para empezar a cambiar, hay que aceptar que los cambios cuestan y que para lograrlos, necesitamos ampliar la mirada, nuestras creencias. Si siempre miramos desde nuestro lugar, siempre vamos a ver lo mismo. Para poder ver distinto y permitirnos la duda, debemos abrirnos y apoyarnos en la familia pero también en el grupo intrafamiliar (amigos, vecinos cercanos, papás de otros chicos, etc). También aceptar que no siempre es fácil escuchar, pero que las personas que se acercan lo hacen desde el cariño.
A veces vemos la mirada del profesional como algo muy ajeno, pero hay que rescatar lo rico que ella nos aporta: no tiene la cuota de temor que se puede tener como papá o mamá y, por eso, es importante sumar esa mirada a nuestra experiencia directa y a lo que sabemos de nuestros hijos. Es necesario darnos cuenta de que el miedo, a veces, hace crecer las limitaciones y que por más que tengamos la ilusión de que podemos controlar todo, las cosas pueden suceder igual.
La frustración es necesaria
Aceptar también que el “no poder” es necesario y que la frustración es parte de la vida y del crecimiento. Por eso, acompañar los tiempos de cada uno es muy importante, porque a veces sucede que pensamos “no lo puede hacer” y, sin embargo, puede tomarles un poco más de tiempo pero lo logran. Por eso, debemos dejar que los chicos nos enseñen, soltarlos un poco (y de a poco) y darnos cuenta de que, cuando la situación apremia o no estamos prestándoles atención, resuelven. Acercarnos para ofrecerles nuestra ayuda, ponernos a disposición, preguntarles qué de todo lo que a veces nos piden realmente necesitan de nosotros para resolverlo. Preguntar antes de ayudar: ¿Necesitás mi ayuda? ¿Querés que te ayude? Graduar nuestro aporte y siempre reforzar el “vos podés”.
Y para cerrar, volver a la idea de que no hay recetas únicas ni válidas para todos y que la autonomía también es un pequeño gesto, un guiño o una elección.
Si querés escuchar la charla completa, podés hacerlo a través de este link