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23 de julio: Día del Musicoterapeuta

Esta fecha se celebra, porque el 23 de julio de 1966, en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, se realizó el acto de fundación de la Asociación Argentina de Musicoterapia, asociación pionera y propulsora de la primera carrera de musicoterapia con grado universitario en nuestro país y en Latinoamérica. Los comienzos de estas prácticas habían sido alrededor de 1948, cuando un grupo de profesores de Educación Musical se interesó en el uso de la música en infantes con discapacidad. 

La Musicoterapia es una profesión que se encuentra regulada en la Ley Nacional N° 27.153, que la define en su artículo 2 como: “…la aplicación, investigación, evaluación y supervisión de técnicas y procedimientos en los que las experiencias con el sonido y la música operan como mediadores, facilitadores y organizadores de procesos saludables para las personas y su comunidad…abarcando diferentes ámbitos en tratamientos de salud, prevención y educación”.  Es decir, que la musicoterapia tiene como principal objetivo la protección de la salud de las personas, a través del abordaje y el reconocimiento de las modalidades sonoras, tanto expresivas y receptivas, como relacionales.

En la actualidad hay musicoterapeutas trabajando con personas de todas las edades, desde bebés, en diversos campos: discapacidades (físicas, neuromotoras, mentales y sensoriales), salud mental, educación, rehabilitación, medicina (obstetricia, cuidados paliativos, oncología), adicciones, psicoprofilaxis, geriatría, prácticas preventivas y comunitarias, entre otros.​

En el equipo de Las Ilusiones tenemos un flamante musicoterapeuta, Santiago Sala, que nos cuenta un poco cómo fue la elección de su carrera y algunas experiencias en este campo profesional.

Elegí estudiar Musicoterapia porque me parecía muy interesante el hecho de utilizar la música para el bienestar de las personas. En mis años de cursada tuve la oportunidad de realizar prácticas en varios lugares como centros de día, centros de rehabilitación neurológica, escuelas especiales, geriátricos, entre otros. Fue una experiencia súper enriquecedora. Lo que más disfruto de la Musicoterapia es el poder acompañar, escuchar, potenciar la expresividad, la creatividad y la autonomía. En cuanto a los beneficios o aspectos positivos puedo decir que son un montón, pero hay que tener en cuenta que con cada paciente o grupo se trabaja de manera diferente, teniendo en cuenta los objetivos y sus necesidades”, nos dijo Santi.
“Hace poquito comencé a acompañar al grupo de teatro de Las Ilusiones de la sede de Olivos, ¡estoy muy contento por esta oportunidad y por pertenecer a esta comunidad tan linda!
“, cerró Santiago.

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