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Taller de Habilidades – CASA TAO

Durante el Taller de Habilidades surgieron algunas reflexiones tomadas a partir de la observación de los jóvenes que participaron. Compartimos con ustedes las conclusiones.

Desde Casa Tao y, específicamente, en el taller de TAO Habilidades, tuvimos la posibilidad de explorar y estimular distintas áreas de la autonomía, teniendo como objetivo principal lograr la mayor independencia en cuanto a habilidades del hogar y quehaceres domésticos. Dentro de esta idea, buscamos potenciar que los y las jóvenes tengan la oportunidad de hacerse valer por sí mismos poniendo en práctica pequeñas y grandes acciones que hacen al desarrollo de la vida autónoma en el hogar. Afirmamos que, parte de ser independiente, es poder decidir, elegir y también llevar a cabo esas elecciones, por ende, es sumamente importante reflexionar acerca de lo que implica la palabra “elegir” y las consecuencias que trae aparejada dicha elección. 

Lo interesante de este taller es que cada participante tiene sus propias características, personalidades, mayor o menor experiencia y que entre cada persona se potencian. Lo más significativo es que tienen algo en común: todos son parte de un mismo grupo que tiene el objetivo de aprender algo nuevo cada día y, al darles esa oportunidad de intentar, generamos la satisfacción de poder realizarlo por sí mismos. El acompañamiento grupal es, en este caso, una herramienta fundamental para potenciar de forma singular el entusiasmo, la motivación y el compromiso de llegar al resultado esperado.

A todos nos ha pasado alguna vez no contar con el conocimiento sobre un “saber”, no porque no podamos adquirirlo, sino porque no se nos dio la oportunidad de investigarlo o conocerlo. Para aprender y asimilar algo nuevo es necesario exponernos a esa situación y practicarla la cantidad de veces que sea necesario, hasta que salga lo mejor posible. Todos pasamos por esos momentos de aprendizajes, constantemente, a lo largo de toda nuestra vida; a veces, es más rápido alcanzarlos y otras, requiere mucho más tiempo y paciencia. Inclusive, podemos llegar a frustrarnos pero eso no debe desanimarnos, es un empuje y una oportunidad para seguir intentándolo. 

Por todo lo dicho, invitamos a que en sus casas, con pequeñas o grandes tareas, dependiendo de cada joven y cada familia, se brinde la oportunidad de colaborar. Que puedan pedirles que pongan en práctica lo aprendido. Tal vez, parece insignificante o no se toma la importancia de realizar estas actividades pero es un paso hacia la independencia, hacia la adultez. Refuerza la confianza en sí mismo/a, sumado a saber que su familia confía en él o en ella. Tener mayor cantidad de responsabilidades, conlleva a querer desear más cosas en un futuro.

Se sugiere detallar con cada joven cuáles fueron las actividades exploradas en el taller, independientemente del resultado alcanzado, seleccionar algunas e intentar replicarlas en casa con regularidad y delegar algunas de ellas de manera permanente, como por ejemplo, sacar la basura todos los días. La constancia y repetición de las actividades serán grandes aliados para fomentar la independencia dentro del hogar.

Experimentar este tipo de actividades permite que sean jóvenes que puedan desenvolverse en diferentes ámbitos, que no necesiten depender de otros. Estas actividades no implican solo el saber limpiar, sino aprender a ser resolutivos, a que si se ensucian ellos mismos o ensucian algo en el hogar o en la calle, en una casa ajena, de vacaciones o en cualquier otra situación, sean ellos mismos quienes puedan solucionarlo. Implica hacerse cargo de lo hacen, de lo que les pasa y lo que desean. 

En conclusión, se trata de desarrollar tanto la autonomía como la independencia. La autonomía tiene que ver con la posibilidad de que la persona pueda decidir por sí misma, cosa que muchas veces nos olvidamos y decidimos por ellos. En este punto es importante detenernos a pensar: ¿cuáles son las decisiones que la persona con discapacidad a la que acompaño podría tomar? y, a partir de allí, hacer el intento de no intervenir. Por ejemplo: ¿puede decidir cómo vestirse?, ¿qué desea comer hoy?, ¿puede elaborarlo solo o con apoyo?, ¿elegir los invitados para su cumpleaños?, etc.  La  independencia  se vincula con la capacidad para hacer solo o no; por ejemplo, decidir qué desea comer pero aún no está preparado para elaborar su plato; decide cómo vestirse, sin embargo, necesita asistencia para ir a comprar ropa, etc. 

Es fundamental “no hacer por el otro” para construir una propia identidad. Todos los seres humanos necesitamos “hacer” y pasar por el cuerpo esos “haceres” que la vida nos presenta. Somos conscientes de que la vorágine del día, el apuro y demás cuestiones, hace que no se den esos momentos para aprender y resolvamos sin anteponer a la persona con discapacidad por delante. Sabemos que se requiere mucha paciencia y calmar la propia ansiedad, no es tarea fácil pero sí necesaria. 

¡Los invitamos a seguir reflexionando sobre la autonomía y la independencia de nuestros jóvenes!

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