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Conociendo a nuestra comunidad

Hola, soy René, el papá de Hernán. Cuando nació Hernán, con Liliana éramos muy jóvenes y nunca hubiéramos imaginado lo que sucedió después. Cuando Hernán era muy chiquito tuvo meningitis, por suerte se salvó, porque es una enfermedad letal, prácticamente. Al año de haberse curado, él tenía dos o tres años, empezamos a notar que no llegaba a realizar algunas cosas que otros chicos sí. Cuando nació Juan Manuel, nuestro segundo hijo, veíamos que Juan progresaba y que a Hernán le costaba. Ese fue un periodo de incertidumbre por la preocupación y por la inexperiencia de nuestra edad. Lo empezamos a llevar al médico y al psicólogo y nos dijeron que tenía un retraso madurativo y que tenía que ir a una escuela diferencial. Eso fue bastante complicado para nosotros porque no lo podíamos entender, no podíamos entender que él tenga un retraso y no pueda ir a una escuela común. Lo llevamos a distintos lugares para ver si alguien nos decía que no era cierto, que había una posibilidad, pero la realidad era otra y tuvimos que entenderlo. Nos costó porque nosotros seguimos teniendo hijos y ellos también avanzaban y a Hernán le costaba mucho cada cosa que hacía.

Después de eso, cuando logramos entender el problema, porque uno no quiere entender, ahí empezamos a tomar al toro por las astas. Porque uno si cree que no hay problema, nunca lo va a resolver y con ese reconocimiento empezamos a buscar escuelas diferenciales, a entender que a Hernán le costaban mucho más que a otros chicos las actividades, a compartir con otros chicos que por ahí estaban en las mismas condiciones y aprendimos algo muy importante en esta vida. Gracias a Hernán encontramos sentimientos y acciones que se despertaron en nuestra alma, en nuestro interior. Sentimientos que creo que si no lo hubiéramos tenido Hernán, no hubiéramos conocido. La profundidad del sentimiento del ser humano aparece en estas situaciones de la discapacidad, al enterarse de que hay miles de chicos con discapacidad, poder comprenderlos, ver que son sanos interiormente, de mente sana, que no tienen maldad y esa pureza de sentimientos, solo la vivimos padres, hermanos o amigos de chicos con discapacidad. Porque hay cosas tan simples, tan simples, como atarse los cordones de un zapato, que puede ser lo más grandioso para un padre con un chico con discapacidad. Y quizás una persona que desconoce la discapacidad, no le da importancia. Pero para nosotros es importantísimo. Otra cosa, también importante, es dar a conocer, explicar a la gente; porque hay gente que por ahí no sabe cómo actuar, no es que sea mala o que no quiere estar al lado de la persona con discapacidad. Simplemente, no conoce, entonces nosotros tenemos que explicarle, no hay que enojarse porque lo miran o porque hacen cara fea. La mayoría de la gente no sabe y cuando entienden son los mejores amigos y las personas que más ayudan.

Y así seguimos la vivencia con Liliana, con los hermanos. Hernán para nuestra familia es vital. Este es un comentario que surge de la propia vivencia que tuvimos, es decir, no es que uno leyó algo o se lo contaron, esta es pura vivencia y, la verdad, es que estamos muy felices. Lo material muchas veces es secundario para nosotros, aprendimos a que la vida interior, los sentimientos, cosas que no se compran son muy fuertes y, gracias a eso, uno puede entender a otras personas.

5 Replies to “Conociendo a nuestra comunidad”

  1. Gracias por compartir la historia de Hernan , nosotros tenemos a Agustín con retraso madurativo y sentimos casi lo mismo que uds., El es nuestro motor en la vida nos da fuerza para todo. ABRAZO Y MUCHA SUERTE !!!! Y FELIZ POR LA VIDA !!!!

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