En la previa del finde largo les dejamos el hermoso testimonio de Marta, mamá de Aldana, artista de la sede Lanús.

Cuando hoy me convocaron para hacer esto, para volcar, mis experiencias, mis sentimientos con respecto a la discapacidad de Aldana, me emocioné mucho, realmente. Aldana va a cumplir cuarenta y tres años en agosto. Cuando nos enteramos de su discapacidad fue algo inesperado, algo que no entendíamos nada de lo que estaba pasando. Aldana comenzó su jardín de infantes en una escuela pública común. La sala rosa de ese jardín transcurrió dentro de los parámetros ‘normales’. Pero cuando ingresó a la sala celeste, se empezaron a detectar cosas. Conductas distintas o consignas que ella no lograba cumplir y que tenían que cumplirse de una forma mecánica, según me explicaron en ese momento. Y Aldana no las cumplía. Entonces, ahí fue el cimbronazo. Cuando me citaron, me explicaron que había conductas que Aldana no lograba.
Yo voy a estar eternamente agradecida a esa señorita de la sala celeste, del jardín de la Escuela 28 de Avellaneda, que fue la que me comentó todo esto, me puso en antecedentes con una humanidad increíble, me explicó lo que estaba pasando. Ahí comenzó un peregrinaje de médicos, de neurólogos, de psicopedagogos, de un sinfín de cosas, que uno iba, venía, iba, venía, iba, venía, esperando, por ahí, escuchar lo que uno quería escuchar.
Y costó tomar conciencia. Costó. Yo creo que costó hasta que aceptamos que hay una situación, una discapacidad que se presenta, que la vida te puso enfrente y que hay que sacarla adelante. Aldana completó la sala verde, recuerdo esos años del preescolar, yo trabajando mucho, mucho sobre ella y comenzó el primer grado en una escuela común. Esa fue una sugerencia que habíamos tenido, pero que fue un error. Fue un error porque Aldana perdió muchísima seguridad en sí misma; porque ella es consciente de su de su discapacidad. Nunca me voy a olvidar cuando salía de la escuela y me preguntaba por qué los demás hacían cosas que ella no podía. Luego de completar ese primer grado comenzó con escuelas especiales.
Siempre hay que tirar para adelante, siempre, siempre, siempre, siempre hay que tirar para adelante y pensar que se puede y que las cosas se van logrando y no enojarse (ojo, yo tuve mi temporada de enojo). Pero después del enojo y del preguntarse por qué te preguntas y ‘por qué no a mí’. Y entras en la aceptación y ahí es como que cambia un poquito todo. El papá de Aldana y yo nos divorciamos en el año 99 pero seguíamos en contacto, Aldana sabía que tenía a su papá y a su mamá.



En septiembre se cumplen 15 años que Aldana perdió a su papá y ella ante un logro, siempre dice ‘mirá si lo viera papá’ o ‘si estuviera papá’, y es complicado pero hay que seguir y seguir. Nosotros somos cuatro personas en la familia, Aldana, mi hijo, mi hermana y yo y, a veces hay dificultades, pero lo importante es seguir adelante. En este momento, Aldana vive conmigo y yo vivo con ella, porque entre las dos decimos que somos socias. Socias para esta tarea de salir adelante, de aceptar que todos tenemos discapacidades, absolutamente todos, yo me pongo mucho de ejemplo con ella, charlamos un montón y todos tenemos cosas. La palabra normal es muy amplia y creo que todos tenemos falencias y cosas que no podemos sacar adelante. Pero es un orgullo para mí, ver como Aldana está logrando un montón de cosas.
No tengo palabras para agradecerles al grupo de personas de Las Ilusiones por haberse cruzado en mi vida. Aldana hace catorce años que está en Las Ilusiones y yo estoy eternamente agradecida a esa gran familia que se formó, en donde se incentivan y se busca lo positivo y las posibilidades de cada joven. Aldana logró una autonomía increíble, una responsabilidad que le costaba tener ahora con su trabajo. Y para mí es un orgullo decir que de una situación de discapacidad, se pueden lograr muchas cosas, que con todas las piedras que se pongan en el camino se pueden lograr muchas cosas.
Quiero que se entienda y que esto no es victimizar nada, ni victimizar ninguna situación. Es hablar de la realidad. Cada uno, yo creo que en cada hogar, en cada casa, hay situaciones y realidades distintas y cada uno apunta a salir adelante, a empujar y a ganar batallas.
Estoy muy contenta de poder haber volcado esto porque hace mucho que no lo hacía y por eso creo que me conmovió tanto esta convocatoria. Y quiero cerrar diciendo que los quiero infinitamente, porque dios y la vida los pusieron en el camino de Aldana y mío para salir adelante.

Que hermoso!!! Me emocione mucho!! Gracias Marta!!!
¡Así es, una historia muy emotiva!