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Conociendo a nuestra comunidad

Empezamos el mes de abril con el testimonio de Cristina, mamá de Lorena. Nos cuenta el recorrido que hicieron juntas, impulsadas por las ganas de salir adelante. Los invitamos a conocer esta nueva historia.

Mi nombre es Cristina García, tengo 68 años y soy orgullosa mamá de tres hijos: Daniel de 43, Jéssica de 40 y Lorena de 30; y soy abuela de dos hermosas nietas.

La llegada de Lorena, con síndrome de Down, generó sorpresa, temor y angustia. Esa sensación fue superada rápidamente al recibir el apoyo y la aceptación de mis hijos; lo más importante era que sus hermanos la estaban aceptando. En los primeros controles médicos se descubrió que su corazón necesitaba una cirugía, que era complicada porque era muy pequeña, tenía tres meses de vida y porque tenía sangre -B (muy difícil conseguir la sangre). Gracias a la bendición de Dios y a las manos de los maravillosos cirujanos que la intervinieron, se pudo reparar su corazón y así comenzó a disfrutar de la vida. Una vez operada y en franca recuperación creció con amor y estimulación temprana. Cuando Lore tenía 3 años tuve el apoyo de una terapista que me dijo que tenía que hacerle vida difícil “si usted la quiere realmente, no le dé nada servido, tiene que tratar de que ella se esfuerce si quiere conseguir algo, no se lo alcance, que se arrastre, que busque la forma de alcanzarlo; pero hay que hacerle la vida difícil para que ella ponga ganas”. Fue muy importante ese mensaje y, además, me cambió la mirada hacia mis otros hijos. Todo lo que nuestros hijos hacen en forma habitual y normal, en un hijo con Síndrome de Down, es mucho más esfuerzo y mucho más sacrificio. Para ellos, alcanzar los mismos logros que los hermanos es más difícil. 

En ese momento también comencé la lucha golpeando puertas, porque todavía no existía la integración. Y la lucha fue exitosa porque a sus 3 años se integró al jardín y a los 5 al preescolar en el Colegio San Cayetano, de Villa Adelina, siendo así, la pionera en integración. Eran pocos los colegios que recibían chicos con discapacidad. En cuarto grado pasó al colegio 504, pero la integración no estaba tan preparada ni aceitada como hoy en día. A partir de entonces, comenzó una etapa de terapias de crecimiento, gimnasio y paseos sociales.

A los 15 años, por decisión de ambas, se terminaron las terapias, era mucho ida, con progreso sí, pero hasta ahí. Entonces, pasamos a hacer lo que más disfrutaba, todo divertimento, baile, gimnasio, expresión corporal. En todos los talleres estuvo integrada sin ningún inconveniente. Ante una posible negativa yo solo le pedía a los representantes que le dieran una oportunidad,que le permitieran hacer una prueba y, obviamente, luego de esa prueba ella era aceptada. Lore ponía muchas ganas y entusiasmo, siempre fue muy respetuosa, porque, al igual que sus hermanos, Lore fue educada en el respeto, la paciencia y la comprensión.

En junio de 2014 conocimos a Nacho y quien nos contó que quería expandir Las Ilusiones y que llegue a Olivos. Así que Lorena fue una de las seis fundadoras de la sede y comenzó una hermosa etapa en su vida que hasta hoy disfruta. Pudo crecer como actriz en teatro, teatro musical y danza. Como persona, formó un gran grupo de amigos entrañable, perdió su timidez, afirmó su voz, logró soltura y, todo esto, dio paso a una Independencia y una autonomía importantísima. Lorena actualmente trabaja los lunes en un dispositivo de inclusión sociolaboral de Olivos, de martes a jueves asiste al Centro de Día Santa María de Luján y, en forma independiente, realiza alfombras que vende por difusión entre conocidos. Los sábados va a teatro en San Isidro. Su vida transcurre integrada en la sociedad con actividades de disfrute, con alegría, con pasión por actuar y por compartir con su familia: abuela, hermanos y sus amadas sobrinas, está totalmente integrada en reuniones y forma parte de conversaciones habituales como cualquier otra persona. 

El comienzo de la integración no fue para nada fácil pero ninguna de las dos bajamos los brazos. La pandemia nos golpeó bastante, como a muchos. Su grupo de amigos se reunía a menudo para cumpleaños y salidas y ese tiempo encerrados por la pandemia, más las cuestiones económicas o de salud, a muchos los fue alejando. Pero Lore se está reponiendo perfectamente y, además, durante esos dos años tuvo el acompañamiento de Las Ilusiones por Zoom, algo que le ayudó muchísimo y que siempre tiene presente. 

Lore tiene esas ganas importantísimas de salir adelante, de ponerle mucho empeño y cuando algo va a ser algo y por ahí uno intenta ayudarla, me dice, “esperá, esperá, dejarme probar”. Es lo que más rescato de ella, esa fuerza de voluntad, ese entusiasmo y esas ganas. Realmente soy feliz teniendo a mis tres hijos, y a Lore, que es una luz que alumbra mi vida, todos los días. 

Gracias Cristina por tu testimonio.

2 Replies to “Conociendo a nuestra comunidad”

  1. Que lindo testimonio Cristina!!! Muchas gracias. Está bueno conocer estás historias de vida tan reales y sinceras. Gracias de todo corazón ❤️

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