Iniciamos marzo con una nueva sección en la que podremos compartir historias y reflexiones de las familias que forman parte de nuestra comunidad. Cada semana en Conociendo a nuestra comunidad recorreremos distintos testimonios que nos acerquen e interpelen: cómo se transita la llegada de la discapacidad en la familia, cómo se vive la inclusión en el día a día, qué esperan para el futuro.
Valeria Camera, mamá de Teresita fue la primera en compartir sus reflexiones y anhelos. Los invitamos a leer y compartir esta nota para que sigamos ampliando y creciendo en comunidad.
“Hoy se habla mucho de inclusión. Desde la discapacidad, desde el género, desde la realidad social, etc. Por eso, quiero dar mi punto de vista sobre este tema para que no sea una “ declaración de derechos” sino una realidad.
Todos los seres humanos y, diría, todas las criaturas de este mundo, tenemos limitaciones de algún tipo. No todos somos buenos en todo. Hay quienes pueden cantar o bailar, quienes pintan, quienes son buenos deportistas, actores, profesionales, etc. Hay quienes eligen una manera de vivir o intentan hacerlo mejorando sus posibilidades a través del esfuerzo y la educación y lo logran. Otros no.
Por esto pienso que la inclusión pasa por dos puntos principales. Primero: aceptar al otro en un todo con sus posibilidades y limitaciones. Segundo: aportar desde mi realidad en todo lo posible para facilitar que mi prójimo lo logre.
Acá vale hacer una advertencia: no se trata de ponerse por encima para dar cátedra al “pobrecito”. Se trata de encontrar el punto de equilibrio entre lo que yo puedo y lo que el otro puede o quiere conseguir y lograrlo juntos. Partiendo de estas premisas, comienzo a preguntarme el “cómo” y acá surgen muchas y variadas opciones que quisiera compartir.
Una persona muy valiosa en el campo de la discapacidad, Luis Campos, a quien conocí hace muchos años, dijo algo que creo que debería ser el disparador de todas las acciones tendientes a vivir la inclusión. Él dice, con mucha claridad que, generalmente, al encarar terapias alternativas frente a una discapacidad, se pone énfasis en lo que la persona “no puede”. Él sostiene que hay que apuntar a lo contrario. Si nos enfocamos en lo que la persona puede, vamos a poder acceder a ella desde el lado más fácil y posible para una buena relación. Luis se dedica hace mucho tiempo a adaptar la tecnología para facilitar la comunicación de aquellas personas que por algún motivo no pueden hacerlo de la manera tradicional y para ello parte de los movimientos voluntarios que la persona pueda hacer, por mínimos que parezcan, y así, les permite una autonomía de vida que los incluye nuevamente en el mundo que perdieron por alguna circunstancia.
Imaginemos por un momento la felicidad de una persona cuadripléjica que acceda a prender o apagar una luz que le molesta sin necesidad de depender de otro. Cada día hay más herramientas tecnológicas y terapéuticas para mejorar la vida de los que tienen una discapacidad y bienvenidas sean, pero yo quisiera poner la mirada en otra realidad y me pregunto: ¿estamos realmente preparados y abiertos, en la vida cotidiana, para convivir en un mundo para todos?, ¿Nos aceptamos tal como somos y aceptamos al otro con su realidad, sin discriminar y juzgar sus acciones? ¿O seguimos pensando que nuestro ‘paradigma’ de normalidad es el único verdadero y desde ahí juzgamos quién puede pertenecer a esa normalidad y quién no?
Muchos interrogantes para hacernos y quizás la respuesta sea más simple. Tal vez pase por observar la actitud de los más pequeños frente a un prójimo “diferente”: cero reacción, cero conflicto, cero rechazo. Solo buscan la manera de lograr que sus diferencias no les impidan jugar al juego propuesto. Si no puede caminar, gateamos los dos; si no habla, ambos hacemos señas; si no entiende el juego, lo adaptamos. Tan simple como eso.
Josefina, una de mis hijas, que tenía 4 años cuando nació Teresita, frente a la explicación de las ‘limitaciones’ que podía tener Tere dijo: ‘me están diciendo que cuando Tere pinte la casita, ¿se va a salir de la raya? No importa, yo también me salgo’.
Así de claro y así de simple. Todos nos “salimos de la raya” en algún punto.
Creo que tenemos que aprender a no intelectualizar la inclusión. Tenemos que vivirla“.
¿Querés compartir tu historia? Escribinos a comunicacion@lasilusiones.com.ar
Muy buena reflexión. De acuerdo en trabajar sobre lo que la persona puede y que sus deseos sean la motivación para aprender y ser feliz como principal objetivo Felicidad.
¡Gracias Nancy! Es lo que todos buscamos en la vida, ser felices.
EXELENTE REFLECION!!!!!ESTOY SEGURA QUE LA INCLUSION ES PARA TODOS Y ENTRE TODOS DENTRO Y FUERA DE CADA FAMILIA ,CON LAS CAPACIDADES DE TODOS Y CADA UNO .
Gracias Mónica
¡Gracias Mónica! Sumando nuestras individualidades, crecemos todos.