Conociendo a los artistas de septiembre

Otro mes lleno de historias que nos motivan a seguir. Los invitamos a que las recorran.

Emiliano, sede Olivos

Los días de Emi están repletos de actividades artísticas, deportivas y laborales y las disfruta con amigos y familia. Hace percusión desde hace más de 10 años, cuando ingresó al Centro Educación de Formación Laboral, en Olivos. “Nos enteramos que había un grupo de personas con discapacidad que hacía percusión, se llaman Los Cachorros y el director es Jorge Chicone. Es un grupo que pertenece a la municipalidad de Vicente López y se juntan en una sociedad de fomento. Hicieron varias presentaciones en diferentes lugares para los carnavales o se presentan en el río y han estado varias veces en las caminatas por discapacidad. Está bien organizado el grupo y Emiliano es feliz ahí”, nos contó Moni, su mamá. Además, hace casi 20 años que Emi va a Campo Uno, en Olivos también, donde hace varios deportes pero su fuerte son el fútbol y la natación. Está en el equipo gris de fútbol, en el que son todas personas con Síndrome de Down y compiten en la Liga de Tigre. También va a talleres de folklore junto con sus papás, porque le gusta mucho bailar, puede socializar con gente que no es de su edad y además le ayuda a memorizar algunas coreografías complejas. Moni nos contó que él está muy feliz de estar en ese grupo. Y como si todo esto fuera poco, también trabaja en una confitería que se llama Santiamén, desde el 2014, donde empezó unos días para ver si le gustaba. Los dueños querían en el equipo a una persona con discapacidad. Comenzó como pasante y en el 2016 lo tomaron efectivo.

Fernando, sede Olivos.

¿Cómo resumir todo lo que hace Fer? Desde muy chico practica natación porque se lo habían recomendado para aumentar su tono muscular. A partir de ese momento (que fue a los 6 meses) hasta el día de hoy lo sigue haciendo y le encanta cualquiera de los estilos. Durante cuatro años concurrió a Cascos Verde y se recibió de educador ambiental y, a partir del tercer año dio cursos de medio ambiente en distintos colegios, empresas e incluso viajó a Misiones a dar charlas en colegios. En una época hizo alfombras con tela de descarte, un trabajo muy meticuloso, qué exigía mucha paciencia. “Él se colocaba los auriculares y escuchaba música mientras las confeccionaba. No eran para para comercializar sino un pasatiempo pero a la gente les gustaban y empezó a vender muchas”, nos contó Horacio, papá de Fer. Actualmente, concurre al Centro de día Fundación Río Pintura, donde realiza distintas actividades deportivas, y los lunes a la mañana va a Huerta Orgánica, en Puerto Libre, San Isidro. Ahí siembran distintos tipos de semillas, según la estación y lo que coloque cosechan lo venden al público, dos días a la semana y lo que ganan, se divide entre los que trabajan allí, según las horas trabajadas en el mes. Pero, lo que más le gusta a Fernando es actuar tanto en teatro como en comedia musical, “le encanta bailar, lo lleva en su sangre y no tiene vergüenza: en cualquier lugar que se encuentre, si hay alguna canción que le guste, empieza a moverse sin interesarle de con quién esté. Le gusta mucho hacer coreografías y tiene una memoria impresionante, porque hay coreografías de hace años, que se las acuerda de memoria”, cerró Horacio.

Sebastián, sede Olivos

Sebas concurrió al CFI Lucero del Alba y siempre tuvo muchas actividades además de la escolar. “En el último año de formación en el CFI surgió la idea, junto con otros padres, de juntarnos y darle la posibilidad a nuestros hijos de que tengan una salida laboral. Ahí nace Celi de Olivos, aprovechando la orientación de la escuela en pastelería y la celiaquía de Sebas”, nos contó Mariana, su mamá. Comenzó en el año 2017 trabajando una vez por semana, como pasantía laboral. Una vez que egresó, empezó a trabajar tres veces por semana.
Los dos días que tiene libres hace pintura, que le encanta, psicopedagogía, teatro, toca el piano con su profe Ralf y los viernes a la tarde se junta con un grupo de amigos a charlar de sus cosas coordinados por una psicóloga. Esta reunión muchas veces termina en una salido a tomar o comer algo en algún barcito. También va al club dos veces por semana, donde juega al futbol y hace natación. “Sebas disfruta mucho de todas las actividades que hace y lo que le brinda su trabajo”, agregó Mariana.

Leo, sede Lanús

Cuando terminó la escuela, con su familia, buscaron opciones para ver con qué actividad podía continuar y su mamá Susana pensó en los talleres protegidos. Eligieron uno por la calidad humana, donde Leo se integró bien desde la primera reunión de la que participó. Así fue que empezó a concurrir al taller de pan, a sus 22 años. En el 2011 dejó porque se dio una posibilidad de entrar en el Ministerio de Justicia donde estuvo tres años pero luego volvió al taller que se transformó en panadería. “Ahora fue designado a la parte de atención al cliente y la verdad que le gusta más porque charla con los clientes, le interesa conocer gente distinta y, según me dice la encargada, siempre está dispuesto a hacer las cosas que tiene que hacer. Trabaja de martes a sábado de 9 a 13”, nos contó Susana. Además, todos los días tiene alguna actividad, los lunes va a la psicopedagoga; los martes, cuando sale de la panadería, se queda con sus compañeros y van al club a hacer deporte o tomar algo; miércoles y jueves hace teatro y comedia musical; y los viernes va a pileta y veces se junta con algún amigo en su casa. “Lo vemos conforme y contento con todo lo que hace”, cerró Susana.